He conocido hombres que dominan el arte de combinar una considerable falta de escrúpulos con una gran capacidad de indignación. Esta síntesis me pareció siempre admirable, increíble y nefasta. Pero sólo los niños pueden combinar la mala fe con la inocencia, y lograr un efecto armónico. Un chico a quien pregunté por qué acababa de matar una hormiga me contestó sin titubear: «Porque me estaba mirando».

En Dios, el mamboretá y la mosca, de Thomas Moro Simpson.



4 comentarios:

  1. Y ud. acaso tiene el libro este que cita? Se me ha vuelto utópico el adquirirlo.

    ResponderEliminar
  2. El libro (¡maravilloso!) estuvo en mesas de saldo. Me acuerdo: costaba 3 pesos. Compré y regalé, compré y regalé, y nunca conservé un ejemplar. Zonzo pero generoso.

    ResponderEliminar
  3. Buena esa foto rockera. Sostengo que a los verdaderos músicos no se le notan los años,o le sientan de MARAVILLA. Es tu caso "Suárez".

    ResponderEliminar
  4. Lástima, Schuff, no haber sido blanco de su encomiable atributo.

    Anónimo, gracias por su comentario. Cuando encuentre algún músico verdadero se lo transmito.

    ResponderEliminar