"¿Lo has visto? Probablemente no, porque entonces estarías muerto".
Encontrado acá.


DOS CUENTOS CHINOS


Velocidad

Un hombre caminaba lentamente bajo la lluvia.
Un transeúnte apurado le preguntó:
—¿Por qué no caminas más rápido?
—También llueve adelante —contestó el hombre.


Montañas

En un lugar de Oriente había una montaña muy alta que tapaba con su sombra a una aldea y, por la falta de sol, los niños crecían débiles y raquíticos.
Un día, el aldeano más viejo tomó una pequeña cuchara y salió del pueblo. Los que lo veían pasar le preguntaban:
—¿Adónde vas, anciano?
—Voy a la montaña.
—¿Y a qué vas?
—Voy a moverla.
—¿Y con qué la vas a mover?
—Con esta cucharita.
—¡Ja ja ja, nunca podrás!
—Sí, nunca podré, pero alguien tiene que comenzar a hacerlo.


PIEDRAS

Ávido de misterios, Martincito caminaba por la Zona cuando vio una piedra con la forma exacta de un sapo. La levantó. Abajo había un sapo.

–¡Un batracio! –exclamó Martincito.

–Un sapo –respondió el animal, estirando las patas y visiblemente aliviado del peso que acababan de sustraerle.

–¿Qué hacía debajo de esa piedra? –preguntó Martincito.

–No mucho. Como comprenderá, no...

–¡Se escondía! –lo interrumpió Martincito, ávido aún de misterios.

–Sí, me escondía. De su tía –dijo el sapo, irónico–. Ahora, si me disculpa…

–¿Conoce a mi tía? –preguntó Martincito, aprensivo. A su tía no le gustaba ni medio que fuera a caminar solo por la Zona.

–No la conozco. Pero rima con “escondía” –dijo el sapo, estudiando el cielo–. Ahora por favor...

–¿Podría decirme de quién se escondía? –lo interrumpió Martincito.

–¿Pero usted es policía?

–Otra vez con lo de la rima.

–No, no –dijo el sapo–. Es que hace tantas preguntas. ¿No se da cuenta de que estamos en peligro?

–¿En peligro? ¿Qué peligro? –preguntó Martincito.

Pero no obtuvo respuesta, porque el sapo se alejó dando tres largos saltos, justo en el momento en que caía desde el cielo una gran piedra sobre Martincito, con la forma exacta de Martincito.

Si querés ganar fabulosos premios, ESTA es la página. ¡No esperes más!

Belleza y felicidad. Acá hay una versión de Peter Gabriel.

Blue Book Group es una iniciativa de los hermanos Ali y Hassan Hamekan, ilustradores iraníes que crearon el grupo, en el que invitan a participar a ilustradores destacados del mundo de la literatura infantil. Esta es la 2da exposición que realizan. Inaugurada en Irán, ya pasó por los Emiratos Árabes, Japón y España. Ahora llega al Museo de los Niños/Abasto en Buenos Aires, coordinada por Claudia Degliuomini.

Los artistas argentinos participantes realizarán las siguientes actividades:

*Sábado 13 de Noviembre, 17.30 hs. Taller para niños a cargo de María Paula Dufour

*Sábado 20 de Noviembre, 17.30 hs. Presentación a cargo de Istvansch

*Sábado 27 de Noviembre, 17.30 hs. Teatro de papel por el Club Argentino de Kamishibai con obras de: maSao y Natalia Méndez / Renata y Delius Lozupone / Laura y Susana Szwarc / Natalia Méndez y Claudia Degliuomini


¡Siempre hay tiempo para una foto!

Julmar, Guem y Parcino son enviados a investigar Camarjali, un mundo que se niega a parecerse a los otros. La misión es hacer un mapa del terreno. Para eso, Julmar hace agujeros en el suelo y a través de ellos llegan a otros puntos del planeta. Guem hace las mediciones necesarias y carga la información en la computadora. Y Parcino compone canciones.
Al principio, el paisaje es uniforme y monótono, pero pronto comienzan a encontrar cambios, incluso en lugares en los que ya estuvieron. Lo único sorpresivo en Camarjali es no recibir sorpresas.

¿Cuánto se parece a nuestros deseos eso que llamamos realidad? ¿Entre cuántos y cómo la imaginamos? ¿Quién es nosotros?

Un libro extraordinario, inteligente y bello, para cualquier edad, de Eduardo Abel Giménez.


Dibujo de Pablito, quien también ilustró algunos textos que escribí bajo el título ASÍ QUEDA DEMOSTRADO. Estos, por ejemplo:


Si la luna fuera de queso, los ratones habrían viajado allí antes que los hombres, y después los gatos –persiguiendo a los ratones– y luego los perros –persiguiendo a los gatos–.

Pero cuando el primer hombre –¿persiguiendo qué?– pisó la luna, dio un paso y después otro, y vio que allí no había ni ratones ni gatos ni perros. El hombre estaba solo, muy solo, entre piedras, cráteres y un cielo infinito alrededor.

Y eso demuestra que la luna no es de queso.

*

Si los gatos negros trajeran mala suerte nadie los querría, y ellos se harían pasar por otros animales para que nos los reconozcan. Se disfrazarían de perro, de mono, de cocodrilo, de gallina. De noche, cuando todos duermen, se reunirían en los techos a contarse las aventuras el día. Y al amanecer volverían a ponerse sus disfraces de perro, de mono, de cocodrilo, de gallina.

Pero los gatos prefieren estirarse, estar al sol y sentir el viento en los bigotes antes que ponerse a coser, tejer, cortar y bordar para confeccionar disfraces.

Y eso demuestra que los gatos negros no traen mala suerte.

*

Si las nubes fueran de algodón, los gigantes las usarían para rellenar sus almohadas y dormir mejor. Porque todo el mundo sabe que cuando se acuestan, esos abominables desdichados apoyan sus cabezas en la piedra, y por eso descansan muy mal y son tan feroces.

Pero hasta hoy no pasa un día sin que un gigante se zampe a un hombre, como si fuera un maní o una aceituna, para aplacar por un rato su migraña y malhumor.

Y eso demuestra que las nubes no están hechas de algodón.

En la escuela primaria tuve dos compañer@s llamados Azul. Uno era varón y la otra, nena. (Al varón, para diferenciarlo, lo llamábamos Azulejo.)