"La dimensión que abren los libros es la de la incompletud y la promesa de calmarla. La trampa que nos ponen es que sólo se puede colmar con su propia materia; lenguaje. ¿Por qué sigo tan atado a ellos si sé que son una trampa? Tal vez porque con ellos y por ellos he entendido algo inherente a nuestra condición: que nuestra única patria es volátil y esquiva, que la única forma de arraigar en ella es mantener y alentar sus movimientos, desintegrarnos, como el polvo. No ser de nadie, no tener sentido y no poder dejar de producirlo."


Daniel Goldin, "Los textos y los días", Fractal n°11, 1998