linda idea y realización. aunque buenos aires, para mí, se parece cada vez más un tren fantasma.
gracias AL.




WISLAWA SZYMBORSKA (1923 - 2012)  
In memoriam.


Un gato en un departamento vacío


Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque ¿qué puede hacer un gato
en un departamento vacío?
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado,
pero nada es como antes.
Nada se ha movido,
pero nada está en su sitio.
Y al anochecer la luz sigue apagada.

Se oyen pasos en la escalera,
pero no son esos.
La mano que pone pescado en el plato
no es la de antes.

Algo no empieza
a la hora de siempre.
Algo no ocurre
como debería.
Aquí siempre, siempre estaba alguien
que de repente se fue
y se empeña en no estar.

Se ha buscado en todos los armarios.
Se han recorrido los estantes.
Se ha comprobado bajo la alfombra.
Incluso se ha roto la prohibición
de desparramar los papeles.
¿Qué más se puede hacer?
Dormir y esperar.

¡Ay, cuando él regrese,
ay, cuando aparezca!
Se enterará de que esta no es manera
de tratar a un gato.
Habrá que ir hacia él
como quien no quiere la cosa,
habrá que acercársele
despacito,
sobre unas patitas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.



Algo sobre el alma


Alma se tiene a veces.
Nadie la posee sin pausa 
y para siempre.

Día tras día, 
año tras año
pueden transcurrir sin ella.

A veces solo en los éxtasis
y los miedos de la infancia
anida por más tiempo.
A veces nada más en el asombro
de haber envejecido.

Rara vez nos asiste en las tareas pesadas,
como mover muebles, cargar las valijas
o recorrer caminos con zapatos apretados.

Cuando hay que picar carne o llenar solicitudes,
generalmente está de franco.

De mil conversaciones
toma parte sólo en una,
y no necesariamente, 
pues prefiere el silencio.

Cuando el cuerpo empieza a doler y doler,
escapa sigilosamente de su hora de consulta.


Es algo quisquillosa:
no le gusta vernos en la muchedumbre,
le repugna nuestra lucha por supuestas ventajas
y el rumor de los negocios.

La alegría y la tristeza no son para ella
sentimientos distintos.
Sólo cuando se unen 
se presenta y está con nosotros.

Podemos contar con ella cuando no estamos seguros de nada
y tenemos curiosidad por todo.

De los objetos materiales 
le gustan los relojes de péndulo
y los espejos, que trabajan fervorosos 
aunque nadie los mire.

No dice de dónde viene 
ni cuándo volverá a desaparecer,
pero es evidente que espera 
preguntas como esa.

Parecería que, 
tal como nosotros a ella,
también ella 
nos necesita para algo.