Nayla quería ir a la China a mirar y oler una flor que no crece en la Argentina. Adriel despertó a su hermana a las tres de la mañana y subieron a la terraza de su casa. “Qué lindas son las estrellas”, pensó Nayla. Iba a decir “qué bellas”, porque estaban en un cuento, y no quería usar palabras plebeyas. “Si hay alguna altura en la literatura no es una que tenga que ver con la así llamada cultura”, le susurró el viento. Le había robado esas palabras a un señor que vivía en la otra cuadra y leía y pensaba pegado al velador, desvelado.

El avión de papel dorado que pilotaba Adriel rumbo a la China dejó en el cielo de San Justo una estela ambarina.


2 comentarios:

  1. Lo de usar los nombres era una excusa, yo sé que en el fondo lo que querías era usar la palabra "ambarina".

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  2. Me descubriste.

    "Con las editoras no hay manera"

    !

    "Gacela ambarina en el suburbio", canta el querido Palo Pandolfo, que hace años abandonó la capital...

    http://www.youtube.com/watch?v=NwoerwTafc4

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