CIUDADES, Meng Jiasheng.

Una ciudad que no conoce, una ciudad
en la que no estuvo, una ciudad en la que estuvo
de paso, en la que pasó una noche, dos días o un año,
una ciudad en la que vivió casi toda su vida
sin conocerla, caminando siempre en círculos,
encontrándose todo el tiempo con sus huellas,
una ciudad que intuyó desde la ventanilla de un micro,
a través de los ventanales de un aeropuerto,
mirando a los aviones despegar en el atardecer
hacia otras ciudades, igualmente desconocidas
(los nombres en el tablero no le dicen nada),
una ciudad imaginaria, una en la que sintió
una especie de deja vu al llegar por primera vez,
y al recorrer sus calles, una ciudad que odia
por las mismas razones por las que ama aquella otra
(ambas desconocidas), una en la que pasó una tarde
conversando con una chica en una lenguaje de signos,
una con playa en la que encontró una piedra
hermosa: la llevó en su mochila durante un viaje
para abandonarla, un día, de golpe, en otra ciudad.

(Traducción: Miguel Ángel Petrecca)

4 comentarios:

  1. Que lindo texto, y que intensas y hermosas son las ciudades, aunque nos generen contradicciones.
    Yo las adoro, pero muchas veces quiero huir de ellas...

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  2. A mí me pasa parecido, Anónimo. Amor y espanto. Por estos días, más de lo segundo. Y muchas ganas de huir, ciertamente.
    Saludos

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  3. Pero a donde ?
    si estamos lejos de ellas, las extrañamos y si volvemos, las odiamos.
    Creo que tenemos que encontrar esa paz que te da la naturaleza, adentro nuestro,cosa dificil.
    saludos.

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  4. Ir y venir me parece una posibilidad. Encontrar serenidad interior, también. Prestar atención... Hacer silencio... Darse espacio, espacios... Tareas de todos los días.
    Salut

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