Dibujo de Pablito, quien también ilustró algunos textos que escribí bajo el título ASÍ QUEDA DEMOSTRADO. Estos, por ejemplo:


Si la luna fuera de queso, los ratones habrían viajado allí antes que los hombres, y después los gatos –persiguiendo a los ratones– y luego los perros –persiguiendo a los gatos–.

Pero cuando el primer hombre –¿persiguiendo qué?– pisó la luna, dio un paso y después otro, y vio que allí no había ni ratones ni gatos ni perros. El hombre estaba solo, muy solo, entre piedras, cráteres y un cielo infinito alrededor.

Y eso demuestra que la luna no es de queso.

*

Si los gatos negros trajeran mala suerte nadie los querría, y ellos se harían pasar por otros animales para que nos los reconozcan. Se disfrazarían de perro, de mono, de cocodrilo, de gallina. De noche, cuando todos duermen, se reunirían en los techos a contarse las aventuras el día. Y al amanecer volverían a ponerse sus disfraces de perro, de mono, de cocodrilo, de gallina.

Pero los gatos prefieren estirarse, estar al sol y sentir el viento en los bigotes antes que ponerse a coser, tejer, cortar y bordar para confeccionar disfraces.

Y eso demuestra que los gatos negros no traen mala suerte.

*

Si las nubes fueran de algodón, los gigantes las usarían para rellenar sus almohadas y dormir mejor. Porque todo el mundo sabe que cuando se acuestan, esos abominables desdichados apoyan sus cabezas en la piedra, y por eso descansan muy mal y son tan feroces.

Pero hasta hoy no pasa un día sin que un gigante se zampe a un hombre, como si fuera un maní o una aceituna, para aplacar por un rato su migraña y malhumor.

Y eso demuestra que las nubes no están hechas de algodón.

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