LAS COSAS
EXPUESTAS, Jürg Schubiger
En un
parque se Stuttgart apareció un hombre que llevaba un cobayo en una caja. Abrió
la caja y dejó al cobayo en la hierba. Después colocó su sombrero al lado.
Mientras el cobayo comía hierba, pasaba el sombrero. La gente se acercaba para
ver al animal. “A lo mejor sabe saltar sobre un bastón o andar en la cuerda
floja”, pensaban, y echaban dinero en el sombrero del hombre. Pero el cobayo
corría por la hierba y comía.
-¿Qué hace
su cobayo? –preguntaba la gente.
El hombre contestaba:
-Corre por
la tierra y come. ¡Mírenlo!
La gente miraba y seguía echando monedas en su sombrero.
Un
campesino que lo vio todo se fue a su casa y sacó su vaca del establo. Fue con
la vaca al parque y la puso a pacer junto al cobayo. Después apoyó el sombrero
en la hierba. La gente se acercaba y echaba monedas.
“A lo mejor
sabe andar sobre dos patas”, pensaba la gente.
Pero como
la vaca estaba quieta paciendo, le preguntaban:
-¿Qué es lo
que hace su vaca?
-Ya lo ven:
está de pie y pace.
La gente
volvía a mirar y se decían unos a otros:
-Una vaca
que está de pie y pace no es cualquier cosa.
Más tarde
pasó por allí un cochero. El cochero expuso su caballo. Luego un hombre colocó
su moto en la hierba y puso un sombrero al lado. Otro llevó su cama al parque y
la colocó allí, otro expuso su navaja y otro su sillón. Junto a todas las cosas que se exponían había
sombreros. Y sin embargo se podía mirar las cosas también sin pagar. Por todas
partes la gente iba preguntando qué era lo que hacía la cosa. Echaban dinero y
obtenían una respuesta:
-Es un
caballo que come hierba –decía el cochero.
Y los otros
hombres explicaban:
-Es una
moto que está en la hierba, es una cama que está en la hierba, es una navaja
encima de un periódico, es un sillón.
El hombre
que exponía el sillón decía a la gente:
-Siéntense.
Y se
sentaban.
Luego se
decían unos a otros:
-Un sillón
tampoco es cualquier cosa.
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