SENSACIONES, IDEAS

Durante la última dictadura, mi tío César se exilió en México. Allá se cambió el apellido. Nunca más volvió a la Argentina. En el DF trabajó en una librería, y escribió sobre música y libros para algunas revistas. Convivió con Enrique, un amigo argentino también exiliado. Enrique tenía dos hijas, Paula y Lorena. Aún sin lazos de sangre, ellas fueron las verdaderas sobrinas de mi tío, mucho más que mi hermano y yo, que apenas lo vimos algunas veces, cuando éramos muy chicos.

César se enfermó a comienzos de los años 90 de una enfermedad terminal. Mi mamá se enteró por Enrique cuando mi tío ya estaba muy mal. Así que viajó a México y pasó una noche con su hermanito, conversando sobre la vida y la infancia en Entre Ríos. Mi tío murió al día siguiente. Mi vieja volvió a casa con una tristeza insondable y algunas cosas que habían sido de su hermano. Entre otras, algunos libros de autores que acá no circulaban, o circulaban poco, o que yo nunca había oído nombrar. Por ejemplo uno del filósofo Emile Cioran, que me llamó la atención por su título, Ese maldito yo.

Leí mucho ese libro. Me lo apropié. Fue un buen compañero en esos años particularmente agridulces en los que uno, por momentos, tiende a sentirse una especie de Demian o de Lobo estepario.

(Kurt Vonnegut sobre Hesse: “He aquí los componentes básicos de una historia que siempre será popular entre los jóvenes de todas partes: un hombre viaja mucho; a menudo está solo. El dinero no representa un problema serio. Busca confort espiritual y evita el matrimonio y el trabajo aburrido. Es más inteligente que sus padres y la mayoría de la gente que conoce. Las mujeres gustan de él. La gente pobre también. Lo mismo los ancianos. Experimenta con el sexo, lo encuentra agradable pero no tremendo. Encuentra muchas señales amorosas y extrañas de que realmente se puede hallar paz espiritual. El mundo es hermoso. Hay magia en todos lados”. En Guampeteros, Fomas y Granfalunes. Ed. Grijalbo).

Ese maldito yo es un libro de fragmentos y aforismos. Algunos siguen resultándome interesantes, otros no. Algunos me los acuerdo de memoria. Por ejemplo, uno que dice: “Un obispo africano me contó que en su país se compraba un transistor con una cabra. Este simple hecho basta para sumirnos en un delirio de aniquilamiento”. O este otro: “Muy bajo tiene que caer una sensación para transformarse en idea”.

Un tiempo después de la muerte de César, Paula y Lorena vinieron a la Argentina. Nos reunimos varias veces, nos contaron a mi hermano y a mí cosas sobre mi tío, anécdotas, historias de su vida cotidiana en común. Lindas cosas. Antes de volver a México, las chicas nos regalaron un disco. Según dijeron, era uno de los favoritos de César. Así conocimos a Leonard Cohen. Desde entonces no he dejado de escucharlo. Me parece un gran poeta y un gran músico. Un tipo que sabe imbricar con mucho talento sensaciones e ideas.

Ayer, Leonard se ganó el premio Príncipe de Asturias. Es un premio literario, para el que estaban nominados exitosos escritores como Ian McEwan o Alice Munro. Creo que la noticia hubiera alegrado a mi tío. Y también a Paula y a Lorena, estén donde estén.

9 comentarios:

  1. Cohen es lo máximo.

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  2. Hoy a las siete de la mañana se me metió en el sueño esa noticia que daba la radio. Príncipe de Asturias, García de la Concha y Everybody knows, una mezcolanza rara que creí estar armando yo misma.
    Se lo lleva un amigo, realmente, el premio.

    Qué buenos legados los de tu tío.

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  3. Recordé un libro que me hizo reir bastante durante unas vacaciones, de Vonnegut.
    " Payasadas o ¡ Nunca más solo ! "

    El fragmento que citás de él, parece muy atractivo, pero tal vez un tanto solitario, no ?

    saludos

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  4. paz, tenés razón, un amigo. y sí, buenos legados. también había un lindo libro de cuentos de djuna barnes llamado HUMO.

    anónim@, amo el libro "payasadas". el artículo del que tomé el fragmento del post es una crítica a hesse con la que coincido. la verdad es que no podría leer ningún libro de hesse hoy. "payasadas" en cambio lo releí hace poco. se consigue para bajar de internet...

    saludos

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  5. De Hesse no pude terminar ningún libro, nunca me gustó.

    Pero gracias por hacerme recordar a Vonnegut, ahora me dan ganas de leer " Guampeteros, Fomas y Granfalunes ", a ver si lo consigo en alguna librería de usados...

    saludos
    anónim@

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  6. ojalá lo encuentres, aunque me parece que está difícil... yo tuve una edición que le saqué de la biblioteca a mi papá. hace poco él vino a visitarme, lo vio, y se lo llevó, junto con otros libros de vonnegut de su propiedad... copio:


    "El título de este libro está compuesto por tres palabras de mi novela Cuna de Gato. Un Guampetero es un objeto alrededor del cual pueden resolverse las vidas de muchas personas que, de otra manera, no estarían relacionadas; el Santo Grial podría servir de ejemplo. Fomas son mentiras piadosas dichas con la intención de reconfortar a las almas simples; un ejemplo: "La prosperidad está a la vuelta de la esquina". Un granfalún es una orgullosa asociación de seres humanos que carece de sentido."

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  7. Ja, mi viejo también tiene algunos de Vonnegut , que leia en su juventud, pero la diferencia es que se pone molesto cuando los tomo prestados, pensará que no vuelven...
    Asi que opté por recorrer librerias.

    También busqué el significado del titulo, gracias.

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  8. El otro día releí el comienzo de Demian: el protagonista aterrorizado por la amenaza del matón adolescente, y todas las representaciones imaginarias que dispara esa situaciòn. El abrigo materno frente a un mundo inhospito y peligroso, y al mismo tiempo la necesidad de romper con ese abrigo. Frente a tanta intrasendencia literaria, y aunque quede feo admitirlo, Demian me parece un clásico. Igual, cuando me quiero hacer el piola digo -con un mohín de desprecio- que Hesse es para adolescentes, y que como yo ya soy muy maduro, no puedo permitirme leerlo, y en cambio leo a Borges y a Saer. Ah!, Vonnegut también me gusta.

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  9. ¡Esperemos que aquellos ante quienes te haces el piola y gesticulás no se enteren de que visitás este blog inmaduro!

    Supongo que cada uno tiene sus clásicos, ¿no?, más allá de los "cánones" dictados por las academias o el mercado. Como librero, sé que mucha gente disfruta mucho de Hesse y lo sigue leyendo.

    Saludos

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