INVENTARIO. Istvan Orkeny

Paisaje de colinas (después de un aguacero)
3 nubes en forma de cúmulos
1 lago con peces
1 caseta junto al dique
1 hombre (se inclina por la ventana)
1 grito
1 hilera de álamos
1 camino lleno de barro
Huellas de bicicleta (en el barro)
1 bicicleta femenina
1 grito (más alto que el anterior)
1 par de sandalias
1 falda (flameando al viento, aleteando sobre el portaequipajes de la bicicleta)
1 blusa de florcitas
1 trozo de amalgama (en el diente)
1 mujer (joven)
1 grito (más alto aún)
Nuevas huellas de bicicleta
1 ventana que se cierra
Silencio




novedad y alegría. una historia de amor y humor, con mujer barbuda, ratones eléctricos y payasos gigantes. videíto de presentación:







Pop Zen
música/letra: Lampirônicos 
intérprete: Arnaldo Antunes


Todo lo que tienes no es tuyo
todo lo que guardas
no te pertenece y nunca te pertenecerá
Todo lo que tienes no es tuyo
todo lo que guardas
pertenece al tiempo que todo transformará
Sólo es tuyo aquello que das
sólo es tuyo aquello que das
Todo aquello que no percibiste
todo lo que no quisiste ver
es como el tiempo que dejaste pasar
Todo aquello que escondiste
todo lo que no quisiste mostrar
deja que el tiempo con tiempo lo revelará
Sólo es tuyo aquello que das
sólo es tuyo aquello que das
y el beso que diste es tuyo
y el beso que diste es tuyo 


CULTO ANCESTRAL, Richard Gwyn

Nadie sabía dónde estaba el rey. Se había escabullido del salón del desayuno diciendo obscenidades. No había leído el periódico. No se había comido sus dos huevos, cocidos precisamente cuatro minutos, ni se había acabado su chocolate caliente. El canciller estaba afligido: como siempre, tenía temas importantes para plantearle al rey, temas que no podían ser pospuestos. Se enviaron sirvientes en procura del rey. Buscaron en el palacio y en los sótanos debajo de palacio. Buscaron en los establos. Fueron a ver en los árboles y escudriñaron en los pozos. No encontraban al rey. Se informó que la reina estaba alterada. A medida que el día avanzaba resultaba progresivamente difícil mantener la noticia de la desaparición del rey dentro de  los muros de palacio. Los muros tienen oídos. La gente habla. En la ciudad, el precio del oro empezó a bajar en picada. Pero por la noche, el rey reapareció, y tomó su lugar acostumbrado a la cabeza de la mesa del comedor. Estaba enteramente vestido con hojas. Tenía tierra húmeda pegada al rostro y la barba real desgreñada con erizos y huevos de araña. Tenía el cabello repleto de piojos y escarabajos peloteros. Todos lo miraban. ¿Qué les pasa? Gruñó, estirándose para alcanzar un pedazo de carne: ¿Nunca tuvieron necesidad de pasar el día debajo de la tierra?



(En Abrir una caja, Editorial Gog y Magog)




CUENTO FANTÁSTICO


Me senté a escribir un cuento fantástico pero una mosca me distrajo. Abrí el ventanal para que saliera y entró un dinosaurio.

Me senté a escribir sobre el dinosaurio pero llamó mi abuela. Le hablé del dinosaurio. Ella dijo: “Esos bichos se extinguieron”.

Me senté a escribir sobre mi abuela pero el dinosaurio me espiaba por encima del hombro, no me dejaba concentrarme. Abrí el ventanal para que saliera. Volvió a entrar la mosca.

Me senté a escribir sobre el regreso de la mosca pero el dinosaurio me dijo: “¿Así que bicho? Traé a tu abuela, a ver quién se extingue antes”.

Me senté a escribir sobre la extinción pero llamó mi abuela otra vez y me dijo: “¿Para qué escribir sobre eso? Hay que seguir adelante”.

Me senté a escribir sobre seguir adelante pero pensé que “seguir”, siempre se sigue hacia “adelante”. ¿O se puede seguir hacia atrás? Tal vez se puede seguir hacia adelante mirando hacia atrás, como quien camina de espaldas.

Me senté a escribir sobre caminar de espaldas pero me choqué con un montón de dificultades. La mosca se rió. “Vos te crees muy piola con tu visión de 360 grados, ¿no?”, le dije. ”¿Pensás que eso me hace feliz?”, dijo ella. “No sé, contame vos”, dije yo.

Me senté a escribir sobre lo que me contaba la mosca pero era todo un bzz bzz bzz muy monótono y confuso, una especie de cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia.

Me senté a escribir una especie de cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, pero me acordé que me había sentado a escribir un cuento fantástico.

Me senté a escribir un cuento fantástico pero el dinosaurio me dijo: “Atenti, no te olvides de mí, si estoy acá y no cumplo ninguna función es un cuento fallido”.
.
Me senté a escribir un cuento fallido porque tenía un dinosaurio que no cumplía ninguna función, pero sí: el dinosaurio cumplía la función de crítico literario.

Me senté a escribir sobre la función del crítico literario pero no supe qué decir y me senté a escribir un cuento fantástico.

Me senté a escribir un cuento fantástico.     


 



el cuento vertical
el cuento diagonal
el cuento lento y desatento
el cuento flecha
el cuento espejo
el cuento trampa
el cuento trampolín
el cuento chupetín
el cuento que explota
el cuento que cree
el cuento que sabe
el cuento que cree que sabe
el cuento que no sabe y pregunta
el cuento que espera y sonríe
el cuento que huye
el cuentonto re tonto
el cuentonto no tonto
el cuento azul como una naranja
el cuento del zorro rojo y de todas las palabras con RR y con O como gorro, borrón, morro, morrón, arrorró
el cuentorro
el cuentazo
el cuento a gotas
el cuento que se ahorra
el cuento que se borra
el cuento que nunca se olvida


fui de visita a una escuela donde los chicos de primer grado, un día antes, me retrataron tal como me imaginaban. estos son algunos dibujos. ¡gracias, amigos!









va tomando forma -¡y color!- el libro a cuatro manos con pablo picyk. este es cósimo. vive arriba de los árboles. homenaje al barón rampante.







Silvina Ocampo

¿Cómo descubrió su vocación literaria?
De mil maneras: escribiendo cartas donde exageraba, hasta no reconocerlos, mis sentimientos, porque los adaptaba a las frases en lugar de adaptar las frases a mis sentimientos. Escribiendo lo que no podía dibujar, dibujando lo que hubiera escrito. Últimamente por la íntima necesidad de proclamar mi amor a un árbol, a mi tierra, a mi madre, a una sirvienta, a la pobreza, o mi odio a la ciudad, a mis defectos, a la maldad, a la indiferencia, a la insensibilidad.

¿Cuál es su ocupación preferida?
Contemplar cualquier cosa.

¿Quién hubiera querido ser?
Yo misma, corregida varias veces por mí misma.

¿El rasgo principal de su carácter?
La falta de carácter.

¿Sus nombres favoritos?
Palinuro, Jacinto, Trasimeno, Mármol, Mandrágora.







El cartero sabrá dónde dejar las cartas
¿Quién va a escribir?
Tú, cuando te vayas. ¡Tú vas a escribir!
¿Y por qué me voy a ir?
Para encontrar otra cosa; algo que no hay aquí. Robas un coche.
¿Y no te llevo en el coche?
Yo te espero despierta, cocinando y rezando toda la noche
Rezando para que vuelva.
Ya tendrías que haber vuelto, y estoy enojada.
No vuelvo.
No me lo creo.
Tengo que hacerme rico para volver.
Yo me voy a buscarte.
Me encuentras el día que logré reunir veinte millones.
Y entonces me compras un traje de pantera.
Y un anillo de zafiros.
Y nos embarcamos, dijo Zsuzsa.
En un barco blanco.
Tenemos un camarote para nostros solos.
En el camarote te arranco el vestido.
Y yo a ti la camisa.
Estamos encerrados en el camarote.
He tirado las llaves, Flag.