Mis dos mejores amigos del secundario fueron skaters o patineteros por un rato. Mi hermano también. La galería Bond Street, en la Avenida Santa Fe, era su Meca. Como al dios hebreo, al dios o los dioses del skate no se les podía presentar la cabeza descubierta. Era obligatorio el uso de gorra (casi siempre con la visera para atrás). Mark Gonzáles, el skater de este video, es uno de esos dioses.
Una vez agarré una de las tablas de mi hermano y bajé a probarla, pero llegando a una esquina se me escapó y un colectivo la partió al medio. Mi iniciación quedó trunca.

(Quien compuso y canta este tema es nada menos que el -para mí- muy gracioso actor Jason Schwartzman...).





Este tema (esta versión) forma parte de la banda de sonido de "Living in the material world", el reciente documental de Martin Scorsese sobre George Harrison. Todo el disco es hermoso.







CARTA A ANNIE ROGERS


Oxford, 1867

Mi querida Annie:

Esto es verdaderamente terrible. No tienes idea de lo apenado que me siento al escribirte. Tengo que usar un paraguas para evitar que las lágrimas caigan sobre el papel. ¿Que viniste ayer para que te fotografiara? ¿Y que te enojaste mucho porque yo no estaba allí? Bien, lo que ocurrió fue esto. Salí de paseo con Bibkins, mi querido amigo Bibkins… nos fuimos a muchos kilómetros de Oxford, cincuenta, cien digamos. Atravesábamos un campo lleno de ovejas cuando un pensamiento cruzó mi mente, y solemnemente pregunté: “Dobkins, ¿qué hora es?”. “Las tres” dijo Fipkins, sorprendido por mi comportamiento. La lágrimas corrieron por mis mejillas. “Esta es la HORA”, dije. “Dígame, dígame Hopkins ¿qué día es hoy?” “Lunes, desde luego”, dijo Lupkins. “¡Entonces es el DIA!”, gemí. Lloré. Chillé. Las ovejas se apiñaron a mi alrededor y frotaron sus afectuosas narices contra la mía. “¡Mopkins!”, le dije, “¡Usted es mi más viejo amigo! ¡No me engañe, Nupkins! ¡¿En qué año estamos?!” Bueno, creo que en 1867”, dijo Pipkins. “¡Entonces este es el AÑO!”, chillé tan fuerte que Tapkins se desmayó. Ahí terminó todo: me trajeron en casa en una carreta, hecho varios pedazos, cuidado por el fiel Wopkins.

Cuando me haya recobrado un poco de la conmoción, y haya pasado unos pocos meses a orillas del mar, te visitaré y convendremos otro día para que te fotografíe. Estoy demasiado débil para escribir esta carta yo mismo, así que Zupkins la escribe por mí.

Tu miserable amigo,

Lewis Carroll



Gertrude Dykes fotografiada por Lewis Carroll



CARTA A MARY MACDONALD


Oxford, 23 de mayo de 1864

Mi querida niña:

Hizo un calor tan espantoso aquí, que estuve demasiado débil para sostener la pluma, y aunque hubiera podido sostenerla, no tenía tinta: se había evaporado toda en una nube de vapor negro, y en ese estado se la pasó flotando por el cuarto, entintando las paredes y el techo hasta que resultó difícil distinguirlos. Pero el día de hoy es más fresco, y un poco de tinta volvió al tintero en forma de nieve negra; pronto tendré suficiente para escribir y ordenar esas fotografías que quiere tu mamá.

Este tiempo caluroso me pone muy triste y malhumorado: hay momentos en que me cuesta mucho conservar la calma. Por ejemplo, recién vino a verme el Obispo de Oxford; fue una cortesía suya visitarme, no quería hacerme daño, pobre hombre; pero su llegada me exasperó tanto que le arrojé un libro por la cabeza, con lo cual temo haberlo lastimado bastante (Nota: esto no es absolutamente cierto, así que no necesitas creerlo). No te apures tanto a creer la próxima vez, te diré por qué: si te pones a creer todo, se te cansarán los músculos creedores de la mente, y entonces quedarás tan débil que no serás capaz de creer la más simple de las cosas ciertas. La semana pasada nomás, un amigo mío se puso a creer en Jack Matagigantes. Consiguió hacerlo, pero quedó tan exhausto que cuando le avisé que llovía –lo cual era cierto–, no solo no pudo creerlo, sino que se precipitó a la calle sin sombrero ni paraguas, a consecuencia de lo cual se empapó el cabello, y uno de sus rulos no recobró la forma correcta hasta casi dos días después (Nota: me temo que algo de esto no es del todo cierto). (…)

Con mis cordiales saludos para tu papá y mamá, y amor para ti y los otros niños, sigo siendo

Tu afectuoso amigo

Charles L Dodgson


A lo largo de su vida, el matemático, fotógrafo y escritor CL Dodgson, más conocido como Lewis Carroll, intercambió cartas con distintas niñas, a las que también fotografió. La correspondencia y algunas de esas fotos están incluidas en el tomo Los libros de Alicia (Ediciones de la Flor).




EL OPTIMISMO HISTORICO

Raúl González Tuñón


Yo sé que todo cambia,

que nada se detiene,

ni un árbol se detiene

y aún la piedra es viajera.

La soledad no existe.

El mundo es compañía.

Ni la muerte está sola.

Todo lo que es, es lucha.

Soy inmortal, pues paso.

Sólo la estatua queda.

¡Y aun ella se mueve!

En vano os empeñéis

en detener la historia.

¡Sé que llegará un día!

También lo sabe el sol.





MANUAL DE URBANIDAD PARA JOVENCITAS, Pierre Louys


En la mesa

No coja dos mandarinas a fin de añadirle unos cojones al plátano.

En clase

Si le dicen que el hombre se distingue del mono en que aquél no tiene rabo, no afirme que sí tiene.

En el baile

Una niña bien educada no orina en el piano.

En la playa

Si escribe obscenidades en los tabiques de la cabina, no las firme con el nombre de la señora que la precedió.

Deberes para con su padre

Si su señor padre, enfurecido, le dice: “¡No eres mi hija!” No le responda entre carcajadas: “¡Hace mucho que lo sabía!”.


Pierre Louÿs (1870-1925), Manual de urbanidad para jovencitas. Extractos del manual que Louÿs publicó en 1917. Tomado del blog de Eduardo Berti, donde pueden leerse algunos consejos más.